6/25/09

29. Paseos

Secreta y misteriosamente, siguen al paseante toda clase de hermosos
y sutiles pensamientos de paseo, de tal modo que en medio de su celoso
y atento caminar tiene que parar, detenerse y escuchar, que está cada vez
más arrebatado y confundido por extrañas impresiones y por la hechicera
fuerza del espíritu, y tiene la sensación de ir a hundirse de pronto en la
tierra o de que ante sus ojos deslumbrados y confusos de pensador y poeta
se abre un abismo.
La cabeza se le quiere caer, y los por lo demás tan vivos brazos y
piernas están como petrificados. Paisaje y gente, sonidos y colores,
rostros y figuras, nubes y sol giran como sombras a su alrededor, y ha
de preguntarse: «¿Dónde estoy?». Tierra y cielo fluyen y se precipitan de
golpe en una niebla relampagueante, brillante, apelotonada, imprecisa;
el caos empieza, y los órdenes desaparecen. Trabajosamente, el conmo-
cionado intenta mantener su sano conocimiento; lo consigue, y sigue
paseando confiado. ¿Considera usted del todo imposible que en un
suave y paciente paseo encuentre gigantes, tenga el honor de ver a
profesores, trate al pasar con libreros y empleados de banca, hable con
futuras jóvenes cantantes y antiguas actrices, coma con ingeniosas
damas, pasee por los bosques, envíe peligrosas cartas y me bata
violentamente con insidiosos e irónicos sastres? Todo esto puede
suceder, y creo que de hecho ha sucedido. Al paseante le acompaña
siempre algo curioso, reflexivo y fantástico, y sería tonto si no lo
tuviera en cuenta o incluso lo apartara de sí; pero no lo hace; más bien
da la bienvenida a toda clase de extrañas y peculiares manifestaciones,
hace amistad y confraterniza con ellas, porque le encantan, las convier-
te en cuerpos con esencia y configuración, les da formación y ánima,
mientras ellas por su parte lo animan y forman. En una palabra, me
gano el pan de cada día pensando, cavilando, hurgando, excavando,
meditando, inventando, analizando, investigando y paseando tan a
disgusto como el que más. ¡Y aunque quizá ponga la cara más compla-
cida del mundo soy serio y concienzudo en grado sumo, y aunque no
parezca más que delicado y soñador soy un sólido experto! Espero que
todas estas detalladas explicaciones le convenzan de mis sinceras
aspiraciones y le satisfagan plenamente.


Robert Walser, El paseo

Gracias G.U.

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